Dra. Rosalía Sosa Pérez: sabia, preparada y visionaria
Joseph Mendoza
Los
griegos, no sin razón, concibieron la filosofía como el amor a la sabiduría. (Filo=
amor y sophia= sabiduría). Significa, entonces, que para ellos, sabiduría, cuando menos, habría de ser reflejo certero de la razón, el pensamiento y
la razón humana.
Sería así y no de otro modo, porque, como se
ha de suponer, la sabiduría no es sino elevada expresión del conocimiento profundo
y virtuoso.
Diríase,
sin duda alguna, que Rosalía Sosa Pérez es posesa, en grado sumo, de la
sabiduría.
Por
eso, en todo momento, es prudente, sensata y mesurada en todo cuanto hace, piensa
y razona. Y no es para menos, ya que domina La lógica jurídica y, por ende, La lógica
o arte de pensar.
La
lógica, en su estado más puro y elevado nivel de rigor, es indispensable para pensar
bien y discernir lo correcto de lo incorrecto.
Como
diría Antoine Arnauld Pierre Nicole con impecable claridad:
“
La lógica
es el arte de digiriendo adecuadamente la razón en el conocimiento de las cosa,
tanto para que cada uno se instruya así mismo como para instruir a los otros”.
Por
eso y su admirable sabiduría Sosa Pérez piensa bien y no desespera ante la
prisa del tiempo y los más complicados problemas
existenciales. Al contrario: mantiene plena serenidad frente a desafíos, conflictos e incertidumbres de la vida.
Justamente
por su abundante sabiduría, es con sobrada
razón:
-Lúcida.
-Inteligente.
-Disciplinada.
-Perseverante.
-Auténtica.
-
Solidaria.
-
Creativa.
-
Comprensiva.
-
Reflexiva.
-Meticulosa.
-
Prudente.
-innovadora.
-
Razonable.
Y
talentosa, con gran vocación de servicio, capacidad y paciencia, no solo para
afrontar situaciones complejas, sino para escuchar la voz del otro.
Rosalía
ha forjado su sabiduría no sólo a la luz de sus experiencias, sino sobre la base de
constantes estudios realizados, con ardiente pasión, en varias vertientes del
conocimiento. Como son, por ejemplo: el Derecho, la Economía y la educación
universitaria.
Hace
algunos años, con denodados esfuerzos, alcanzaría, entre otros no menos importantes,
los siguientes grados profesionales:
Licenciada
y doctora en Derecho; también licenciada
en Economía y Maestría en dicha área, así como postgrado en Derecho Penal.
Participó,
además, en la Especialidad en Entornos Virtuales y tiene dominio de los siguientes idiomas: Español, Inglés, Ruso y Francés .
Sería
significativo precisar que Rosalía Sosa fue docente del programa doctoral de la Universidad del País Vasco que se
imparte en la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra y responsable Ad-Honorem de la Cátedra UASD-UNESCO:
Cultura de paz, Derechos Humanos y Democracia, de la cual fue su fundadora.
De
igual manera, cabe destacar, que fue Directora Ejecutiva de Participación Ciudadana;
Vicedecana de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
En la referida Facultad desempeñó, muy bien, la Dirección de Postgrado.
En
la actualidad, es Vicerrectora de Extensión de la UASD. No se puede dejar de
decir, al menos, que en tan importante cargo ha venido desarrollando una labor ejemplar.
Inspirada en Élan vital del saber, la Dra. Sosa
ha participado en diversos talleres, seminarios y cursos de especialización
profesional, con el propósito fundamental de fortalecer y en zanchar, aún más, su
brillante capacidad intelectual y vasta sabiduría.
Juan
Luis Vives (filósofo, teólogo, educador y gran humanista del contexto epocal
renacentista) conceptualiza la sabiduría de manera explicita y realista:
“La verdadera sabiduría
consiste en juzgar rectamente de las cosas de modo que consideremos cada una
tal cual es; no tomemos la viles por preciosas ni rechacemos las preciosas como
viles; no vituperemos las dignas de alabanza ni elogiemos las merecedoras de
vituperio”.
Según
lo dicho, Sosa Pérez valora, sin ínfulas
banales, la realidad en su justa dimensión. Ella sabe, siempre alejada de
ímpetus zahirientes y devaneos irracionales, cómo y cuándo se
deberían hacer las cosas y así, evitar laberintos de angustias, tormentos y
desasosiego.
Se
ha dicho, en reiterada ocaciones, que la sabiduría llega con los año. Sin embargo,
con Rosalía Sosa ocurrió lo contrario: la sabiduría le llegó a temprana edad.
Lo cual, ciertamente, es un privilegio, ya que la sabiduría, desde la lejana
antigüedad griega, es tenida en alta
estima.
Para
el viejo Sócrates, la sabiduría no es sino el reconocimiento del no saber.
Platón, según su punto de mira, la
percibe como la capacidad de
comprender Formas, Ideas eternas
y abstractas, que, como tal, habrían de ser la verdadera realidad.
Totalmente
diferenciado de él, Aristóteles concibió la sabiduría como virtud intelectual que entiende, no sin
esfuerzos, los principios y causas de las cosas.
Es
necesario dejar bien claro, sin ambages, que la Dra. Rosalía Sosa no se
contentaría con ilusionismo desvanecido,
ni mucho menos, con la superficialidad de la realidad concrecional, ya que, con
mente lucida y sabia, procura sus principios, causas y fundamentos.
La
reconocida filósofa Mónica Cavallé, quien tiene el gran mérito de haber
introducido en España la filosofía como terapia, reflexiona la sabiduría sin
especulaciones baladíes, al tiempo que revela, con claridad y precisión, su
esencia significativa:
“La sabiduría no dice que
haya que desdeñar el mundo fenoménico
para acceder a la Realidad que supuestamente se oculta ‘detrás de él. Afirma,
por el contrario, que la evidencia es la apariencia de la Realidad cuando cesa
la actividad divisoria y separadora del pensamiento conceptual; cuando no dotamos a los conceptos y las palabras, a
las convenciones abstractas del pensamiento, la sustancia propia”.
Esa
percepción sobre lo que es en “ sí” para
“sí” la sabiduría, Rosalía la trasciende, en tanto cuanto sustancializa
su pensamiento y dota de sentidos sus
palabras. De ahí que su discurso goce de
buen nivel comunicacional.
En
sus pensamientos, gestos, palabras y actitudes conductuales, se siente la
frescura agradable de la benevolencia, considerada virtud de las virtudes.
Carlos
Goñi, filósofos de múltiples relámpagos intuitivos, habría dicho sobre la
benevolencia una verdad que, a todas luces,
parecería incontrovertible y
seductora:
“La benevolencia nos
constituye como especie. La benevolencia es la virtud de las virtudes, porque
no se puede ser justo y prudente, ingenioso, audaz…sin querer el bien, sería
una contradicción. Platón pensaba que la idea de la ideas, la idea más
importante, quera
la Idea de Bien, la cual hace que todas
las de más sean, porque no se puede ser sin tener algún destello de la bondad”.
En definitiva, cabría decir, no sin razón,
razón, que Rosalía Sosa Pérez, además de sabía, preparada y benevolente, es
visionaria. La razón: avizora, con claridad, tanto en la lejanía como en la cercanía, lo que otros no pueden ver.
Por
ese y otros motivos, está bien preparada para dirigir, planificar y
resolver problemas, por más complejos
que fuesen.
De ahí que
sea más necesario apoyarla en
todo momento y por siempre.
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